martes, 21 de enero de 2014

LAS PRISAS DE LOS PADRES ESTRESAN A LOS HIJOS

Rápido, levántate, vístete, desayuna rápido, ¡date prisa que llego tarde¡ Rápido, Rápido, Rápido.......

¡Soy un niño¡ Déjame crecer, déja de estresarme¡¡¡¡ NO ENTIENDES QUE NO PUEDO ASUMIR
TUS PRISAS Y TU FALTA DE ORGANIZACION??????? NECESITO TIEMPO Y CALMA PARA NO CRECER HISTERICO¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Decidme si no es verdad:

El sistema neurológico de nuestros hijos no está preparado para el ritmo de vida al que están acostumbrados los adultos. No está tan entrenado y es mucho más sensible a las presiones y al estrés.
Este es un motivo por el que no debes contagiar a tu hijo de tus prisas y vorágine. Pero hay otro motivo más importante que tiene que ver con la educación.
Tu hijo está en formación constante. Cada día aprende y descubre cosas nuevas. Necesita calma para asimilar sus aprendizajes y para poder aprovechar al máximo las oportunidades del día a día con conciencia plena. De esta manera se acostumbrará a hacer las cosas con calidad, fijándose en los detalles, distinguiendo lo importante de lo que no lo es.
Crecer así le permitirá desarrollar todas sus potencialidades para poder convertirse en un adulto que sabrá manejar con orden los múltiples estímulos estresantes de la vida.
Y pensemos si de esta manera no seremos todos un poco más felices.

domingo, 12 de enero de 2014

EL SARCASMO:UN ARMA PELIGROSA

Dos de las armas más eficaces para destruir la comunicación de la familia son la ironía y la insolencia. Ambas son primas hermanas y conviven disfrazadas de mil formas en nuestra casa.
Creemos que son mejores que los gritos o las amenazas, que los insultos o la burla pero no nos damos cuenta que el sarcasmo hiere profundamente la autoestima de los niños (y de los padres), crea distancia entre ambos y distorsiona totalmente el mensaje que se quiere trasmitir.
Cuando le hablas con sarcasmo:
  • Le enseñas un modo irrespetuoso de hablar y relacionarse con los demás.
  • Le faltas al respeto.
  • Le dices implícitamente que no es suficientemente valioso para ti.
  • Le separas emocionalmente de ti.
  • Te colocas ante él en una relación de superioridad alienante.
  • Le provocas el deseo de llevarte la contraria y desafiarte.
  • Lastimas fatalmente su autoestima.
Nos quejamos de que nuestros hijos son insolentes y arrogantes pero ¡cuántas veces hemos caído nosotros en el mismo defecto, siendo adultos y modelos a imitar!
Padres irónicos, familia incomunicada
Puedes enviar el mismo mensaje a tu hijo sin utilizar la ironía. Incluso estando enfadado, puedes describir tus sentimientos sin necesidad de ser irrespetuoso y caustico. Solo necesitas entrenamiento.
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